domingo, 14 de abril de 2013

¡Oh Dios, qué no me toquen los celtas!

Para aquellos que no conozcan el juego de estrategia para ordenador "Age of Empires II" la frase que encabeza esta entrada no les dirá nada. Sin embargo, para los que sí lo conozcan, opinarán de igual manera. "¡Que no nos toquen!". Y menos cuando me quedo en casa jugando al ordenador hasta las tantas un fin de semana para perder de esa forma. Una apatía para salir que ya cansa.
Esto es lo que, estando en Sevilla, me dijo Rafael "Donga" de un amigo suyo refiriéndose a Córdoba. "Yo antes hacia todo lo posible por salir a la calle las noche de los findes...Ahora rezo porque no me toquen los celtas". ¿Triste?, yo diría que es hasta optimista según como se mire.
Córdoba hace tiempo, si es que alguna vez hubo alguno, que está muerta en muchos aspectos. No citaremos los evidentes, como la tasa de paro, la desigualdad o la mala gestión política. Suficiente tenemos con tener algún dinero para salir.
Vamos a centrarnos en la noche, en el ambiente y en la vida de una ciudad que se precipita a una decadencia pos moderna. Por muchas cruces o patios Patrimonio de la Humanidad que tengamos.
En primer lugar y como he citado antes, he pasado este último fin de semana en Sevilla de la mano de mi buen amiga Mary R. Sayago. Allí, he vuelto a darme otra vez con el muro de la realidad en las narices, ese que tantos cordobeses negamos cuando vamos a otras ciudades y volvemos a negar de vuelta a casa. Granada, Málaga o la propia Sevilla están a años luz de nosotros referente a ambiente y fiesta. Palabra esta última que no me hace mucho chiste pero que es representativa de lo que uno busca generalmente cuando sale: Divertirse. Bien es cierto que hay muchas maneras de divertirse, tantas como personas hay en el mundo, pero señores, en la variedad está el gusto y en otras cosas que paso a comentar:

  •   Primer problema: la variedad.
En Córdoba nos hemos cansado de lo mismo. Mismas soluciones inservibles para los mismos problemas. Y es que la fórmula Long Rock no es para todos, como no lo es el Góngora y sus sucedáneos tampoco. A falta de pubs, discos y afters al empresario cordobés no se le ocurre otra cosa que hacer cuentas y seguir engordando la lista de copias baratas de dos modelos en fase de maduración. Competir con quien, en realidad, no pueden. Por el contrario, no se les ocurre apostar por algo nuevo o no tan nuevo, algo que abarque otros sectores de gente condenada al exilio nocturno o adaptarse a lo poco que hay hasta que decide enchufar el pc, jugar a las cartas o simplemente, evitarse una noche de sin sabores quedándose en casa.
Volvamos al caso de Sevilla de nuevo. Una ciudad que conserva elementos socioculturales parecidos a Córdoba pero que, número de habitantes aparte, tan diferente es a la nuestra. ¿Será por el río que nosotros también tenemos?, ¿será por, como decía la canción, tiene un color especial?, ¿será la Giralda o el Canal Sur...? Son y serán mil cosas y la primera es que se saben vender. Nosotros No.

  • Segundo problema: Atraer gente, estimular a la que hay.
Paseando por la capital hispalense, me he dado cuenta de lo bien que se usan fórmulas, no todas tan novedosas pero de tan buenos resultados. Lo primero y muy importante es la división del ocio y la noche en barrios, calles o áreas afines a conceptos o ideas de diversión. Ya no sólo el centro como único núcleo de la actividad, como suele pasar en ciudades menos aventajadas, existen zonas que funcionan y están integradas de verdad.
Sitios como Santa Cruz donde pasear, la Alameda con ese carácter más "bohemio", la Alfalfa donde disfrutar de sus muchos bares o simplemente Triana y sus vistas...son algunos ejemplos de Sevilla. Pero esta fórmula no se queda ahí, también es válida en otras ciudades andaluzas como Málaga con su capacidad para atraer turistas, en parte gracias al mar; Granada, con sus estudiantes, la Alhambra, el Albaicín, calle Elvira, Pedro Antonio, el Realejo etc...
¿Qué tenemos en Córdoba?
 Podemos engañarnos y decir Ciudad Jardín y sus 27 bares llenos de mugre con el lema: "cerveza 1,80 € y 27 tapas de pan con ketchup y latas del Mercadona a medio abrir. La Judería (diseñada para el excursionista) y su falta de vida a partir de ciertas horas. La CorrederaAlfaros y la Rivera con sus precios para gente de lo más "alternativa". O los que todavía creen que la avenida Barcelona es la 5th avenue de Nueva York. Siempre nos quedará el centro dirán...
De verdad, no quiero ser pesimista y un reniegas. Hay sitios buenos, muy buenos en Córdoba pero no se venden, no hacen piña y no crean una etiqueta visible desde el exterior.
Tenemos que estimular y definir lo que ya existe, ampliarlo. La iniciativa debe ser pública  y privada así como estar coordinada. Necesitamos servicios, sitios concretos, variedad como dije antes. No puede ser que no haya lugar para colectivos numerosos ni transportes distintos al taxi después de las 23 horas. No puede ser que una ciudad con más de 320 000 hab. no tenga una buena disco de rock, de electrónica o de música genérica con horarios after y que tengamos que buscarlas en polígonos de mala muerte. No puede ser que todo se base en dos o tres negocios, generalmente en el centro. No puede ser que no existan salas de conciertos grandes y que el botellódromo esté en la salida de una autovía donde cristo perdió la fe. No puede ser...
No hay ambiente juvenil consolidado, otro problema crónico de la ciudad. Luego saldrá alguien en los medios diciendo que la UCO (Universidad de Córdoba) tiene 14.000 estudiantes, que existen los Erasmus y se ven por todas partes. Llega el jueves noche y una campana invisible suena en toda la ciudad, se llenan los autobuses, los trenes y cada uno a su pueblo "bicicletero". Normal. Llegado el momento prefiero irme a mi casa que quedarme aquí para lo que hay. Una realidad antagónica a Granada donde los estudiantes de fuera si van a su pueblo es para descansar de tanta actividad, recargar fuerzas y volver con las manos llenas de tapes con guisos de sus madres.

  • Tercer problema: Pasividad, Inamovivilidad
Frases reales como: "si pudiera hacer todo en mi barrio ni saldría" dejan en evidencia la personalidad lúdica, cultural e intelectual de algunos cordobeses. Y es que hay cosas para hacer en la ciudad. Cosas que ya sea por falta de conocimiento o por pura desgana se llenan de ausencia. Una lástima, luego en el periódico la enésima foto de las cruces atestadas o la feria.
El cordobés sale a la caseta de su barrio, la cruz de su barrio, la procesión de su amigo y el cotillón en el centro. Dicho así, radical pero cierto. Algunos ejemplos de propuestas en ocio y cultura baldíos así lo atestiguan. Certámenes de música interesantes que pasan de puntillas, festivales internacionales que se llenan de los mismos y nunca son vistos desde fuera, Noche Blanca del flamenco que, a pesar de ser una gran iniciativa, la gente no termina de entender.
Para cambiar esto hay que fomentar un cambio en la propia gente. Otras ciudades no tienen estas propuestas y venden cosas ajenas como propias que luego bien se compran desde fuera. Nosotros, aquí con cara de tonto. De nuestro barrio, al centro y "pa caaasa".
No quiero ser pesimista pero si suena sesgado pregunten y verán. Si suena agorero salgan un día y observen con detenimiento. Hay cosas positivas que no he querido poner, muy cierto, pero para saltar el muro necesitamos ser nuestros peores críticos y dejar de auto-consolarnos. Ni Córdoba es toda un pueblo, ni todos los cordobeses señoritos, ni las cordobesas todas guapas y estrechas. Pero sobre todo...los celtas no son la solución de un sábado noche.

1 comentario:

  1. Para empezar, y me incluyo, dejemos de salir diciendo "No hay nada que hacer".

    ResponderEliminar